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ABRIL 2017
cómo deben hacerlo para poder renovar su
habilitación.
Por otro lado, se exige cumplir “la resistencia
mecánica de un muro de 30 cm de ladrillo
macizo” sin que se definan concretamente los
parámetros de esa resistencia, toda vez que,
entre otras cosas, el Decreto 351/79 se basa-
ba en los ladrillos comercializados entonces
(1979), los que hoy no sólo no tienen el mis-
mo tamaño sino que tampoco definen su
composición y cocción. A ello, habría que
sumarle el cálculo de sus bases, distancia
entre columnas sobre los que están soporta-
dos, tipo de revoque o pintura a los efectos de
cumplir F120, etc.…
Otro tema pendiente de definición conceptual
es la distancia adecuada que debe existir
entre la zona de almacenaje de envases /
operativa y el muro a construir para aquellos
predios de gran tamaño en los que si bien
cuentan con vecinos linderos, la distancia es
tan amplia que la ubicación del muro en el lími-
te de la propiedad podría afectar su eficacia o
sencillamente hacerla inútil.
Podemos seguir “discrepando” en aquellos
casos en que el entorno del depósito es una
zona urbana pero el frente del mismo está
orientado a una ruta, campo o similar, y con-
templar la posibilidad de permitir alambrado o
rejas en dicho sector ya que la construcción
de un muro no tendría un sentido concreto.
Como se puede apreciar, nada es exacto y las
quejas podrían resolverse fácilmente exigien-
do muros en todos los casos. No sería lógico,
como tampoco es lógico legislar “por las
dudas”.
Desde 2004 hasta hoy, los profesionales con
incumbencia en la materia no han podido res-
ponder técnica y legalmente cómo cumplir
exactamente con la Ley 19587 y el Decreto
351/79 mediante condiciones concretas res-
pecto a las necesidades, características y ubi-
cación de los muros que satisfagan la resis-
tencia mecánica y a fuegos requeridas por
norma, sin que las mismas puedan ser obje-
tadas. De esa forma todos unificaríamos crite-
rios y su sola firma avalaría las bondades de
cada tipo de muro.
Sin embargo, aún hoy toda la industria se ve
afectada por las dudas e indefiniciones sobre
el cumplimiento en lo que respecta a muros,
pero además es lamentable que los profesio-
nales que deberían ser precisos en las necesi-
dades técnicas y de seguridad que satisfagan
ese cumplimiento normativo se dediquen a
criticar fuertemente lo ejecutado por otros e
hipócritamente busquen soluciones mágicas
cuando los problemas son propios.
Es hora de trabajar en serio, definitivamente,
en conjunto, aplicando el sentido común y la
experiencia que afortunadamente tiene nues-
tro país respecto al GLP.