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JUNIO 2017
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la decisión de volcarnos de lleno a la
producción de garrafas y cilindros, y
comenzamos con la automatización, la
adquisición de nuevas matrices y dispo-
sitivos para mejorar la producción. Toda
esta decisión la comandé luego de
hablar con mi padre, con quien hablába-
mos de ingeniero a ingeniero”.
Pero hoy al frente de la metalúrgica no
está solo Daniel, sino que lo hace acom-
pañado de su hijo Agustín, otro ingenie-
ro mecánico que surge de la familia Gal-
fione, “nos llevamos muy bien trabajan-
do juntos”. Además de la gestión fami-
liar, en los últimos años se incorporó un
gerente general que supervisa el trabajo
de la gerencia de producción y adminis-
tración.
No está de más decir, que Inear se com-
plementa con la fraccionadora Surgas, la
empresa que envasa y distribuye GLP en
garrafas, cilindros y a granel en el centro
y sur del país, con plantas fraccionado-
ras en las provincias de Santa Fe, Chu-
but y Santa Cruz. “Esa parte de la
empresa la manejan Eduardo y Carlos,
mis otros dos hermanos”, apunta.
Consultado sobre como dividen tareas y
miradas sobre el desenvolvimiento de
ambas empresas, Daniel enfatiza que “al
ser tres hermanos nos permite llegar a
mejores resoluciones, a partir de la
visión que cada uno aporta en los temas
fundamentales que conciernen a las dos
empresas”.
A modo de conclusión y volviendo a la
realidad de Inear, el ingeniero Galfione
subraya que “hoy a la empresa la veo
sól ida y bien parada respecto a la
demanda y los procesos productivos,
pues entregamos un producto seguro, a
precio competitivo y de muy buena cali-
dad”.
e.
El hacedor
Ingeniero Carlos Galfione (p)
Carlos Gal-
fione fue un
fiel expo-
nente de
esos indus-
triales que
se formaron
al calor del
m e r c a d o
interno en la
década del
’60. Con un
título
de
i n g e n i e r o
mecánico bajo el abrazo, se lanzó a la
aventura de producir en la ancha vereda
de la metalurgia.
Junto a su hermano, con muchas ganas
y poca plata comenzó a producir auto-
partes para la incipiente industria auto-
motriz, y también las llantas para las
agromáquinas. Pero a principios de los
’60 alguien le adelantó un dato más que
interesante: se venía el gas envasado en
cilindros de 10 kilos, y la idea era proveer
a un mercado que para ese entonces no
tenía techo.
Frente a la noticia de un negocio promi-
sorio, Carlos Galfione no dudó en
comenzar a estampar casquetes y soldar
para entregar las garrafas al incipiente
mercado del gas envasado. Para ese
entonces había una sostenida demanda
de garrafas, como así también de fabri-
cantes que alcanzaron el número de 120.
Esa diversidad de empresas estaba pro-
duciendo una anarquía en el formato de
la garrafa. Por eso, el ingeniero Galfione
reunió a los otros fabricantes como él y
coordinó el trabajo con Gas del Estado
para unificar los criterios de fabricación,
dimensiones y espesor de la chapa de
las garrafas, que aún hoy se mantienen
vigentes. Sin dudas, una acción que refle-
jaba
una
m i r a d a
amplia: cui-
dar el nego-
cio de la
fabricación y
la seguridad
del usuario.
Al prome-
diar la déca-
da del 70,
d e c i d i ó
adentrarse
en el nego-
cio del gas envasado propiamente. Pri-
mero fue a través de una unión de
empresas que tenían diferentes plantas
en el país. Luego, tras la disolución de
ese conglomerado, Carlos Galfione se
quedó con las plantas de Comodoro
Rivadavia y Rio Gallegos. Sobre fines del
año 2000 y junto con sus tres hijos, la
familia Galfione adquiría en su provincia
natal una planta ubicada en la ciudad de
San Lorenzo. Desde aquí avanzaron al
mercado de Córdoba, Entre Ríos y norte
de la provincia de Buenos Aires.
También Galfione fue uno de los primeros
socios de la Cámara de Empresas
Argentinas de Gas Licuado (Cegla), que
lo tuvo como un activo participante.
A mediados del 2014 este hacedor rosari-
no se fue. Se puede decir que fue el típico
industrial que dio todo por su empresa:
esfuerzo, sacrificio, audacia, ingenio y
voluntad inquebrantable de que el maña-
na sería mejor que el presente. Su empre-
sa es una patriada para un empresario
que supo sortear los vaivenes económi-
cos, productivos y financieros que vivió el
país a lo largo de las últimas seis décadas.
Hoy su ejemplo es guía para sus tres hijos,
Daniel, Carlos y Eduardo que están al fren-
te de la empresa que fundó.
Retrato de un empresario que apostó a ser
parte dela industria nacional, a partir del
esfuerzo, la reinversión, la audacia y el ingenio.
Una foto del 2008, que muestra al fundador y sus tres hijos. De izq
a der.: Daniel, Carlos (h), Carlos (p) y Eduardo.